¡En nombre del
Dios de Israel te digo que derribes esos altares de Baal¡ exclamó el profeta.
¡Aprésenlos¡ grito Jezabel, esposa de Acab, luego Jezabel dijo ¿Quién es ese
dios de Israel? ¿Quién es él para que usurpen el lugar de Baal?. Acab exclamo
¡Hay mucho lugar en Israel para los dioses¡. Pero Jezabel no acepto y los
profetas de Dios fueron perseguidos. Vino palabra sobre Elías profeta del
Señor: Elías, escucha mi voz, ve con Acab, porque el señor dice que habrá una sequia en Israel. Elías se presento
ante Acab y Jezabel y dijo: En estos años no habrá lluvia, sino hasta que por
mi palabra yo ordene que haya lluvia. Y así Elías se retiro de la presencia de
Acab.
Jezabel dijo:
¿Quién es ese hombre que ha dicho que no habrá lluvia? ¡Tráiganlo a mi
presencia¡ Jehová le dijo a Elías: Escóndete, ve al arroyo de Querit y yo te
alimentare allí. Luego Jehová le dijo: Anda a la ciudad de Sarepta, porque allí
habrá una viuda que te alimentará.
En todo Israel
los sacerdotes de Baal, clamaban ¡Oh Baal, gran dios del cielo, alimenta la
tierra con tu lluvia, muéstranos tu poder¡, pero Baal no escuchaba sus voces.
Cuando Elías
llego a Sarepta pidió a una viuda: Dame agua y prepárame un pan y así lo hizo,
pasaron los días y la harina y el aceite no cesaba. Luego de ello el hijo de la
viuda enfermó y ella le dijo a Elías ¿Qué he hecho yo para que los dioses se
venguen de mí?, Elías tomo al niño y lo presentó ante Dios y dijo: Oh Señor
Dios ¿Haz traído dolor a la casa de esta viuda? ¿Permitirás que su hijo muera? y Dios recuperó la salud del niño…
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